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Imagen de la categoría  Cuento de Adviento 17 - Por qué los conejos tienen colitas blancas
Lunes, 13. Diciembre 2021
 

Imagen: Natalya Yeshchenko

Imagen: Natalya Yeshchenko

 

Por qué los conejos tienen colitas blancas

 

Un conejito durante todo el verano, jugaba y brincaba en los prados, y feliz se daba sus machincuepas.

Sin embargo, al llegar el invierno que cubrió los campos con nieve, y cuando el sol casi ya no brillaba, el conejito se retiró a su refugio, acolchonado con hojas secas y pasto.

Colocando la nariz entre las patitas, el conejito se había acurrucado para poder dormir hasta la llegada de la primavera.

Sólo cuando el hambre le molestaba demasiado, dejaba su madriguera para regresar rápido, cuando la pancita otra vez estaba llena.

Un día, el conejito soñó que se le acercó un ángel, quien suavemente le jaló las largas orejas hasta que despertó, y le susurraba algo.

El conejito abrió los ojos y miró hacia todos lados.

Ya no podía ver al Ángel, pero claramente recordaba sus palabras:
Dos pobres personas han perdido su camino en la nieve. ¡Corre y ayúdales!, tu nariz te guiará con seguridad.

¡Y así sucedió! No muy lejos, el conejito los encontró: eran un hombre y una mujer junto con un burrito.

El hombre buscaba su camino en el campo nevado, sin poder encontrarlo.

Sin embargo, el conejito oteaba en el aire el humo que venía de las chimeneas de un pueblo cercano, invisible por una loma.

Rápidamente atravesó la nieve para llegar a María y José, y parándose ante ellos en dos patitas, empezó a brincar en dirección al pueblo.

Cuando se volteó para ver si le seguían, vio que todavía estaban en el mismo lugar, mirándolo asombrados.

Entonces regresó con ellos, se puso otra vez en postura e hizo una maroma tras otra, formando así un pequeño sendero en la nieve.

En ese momento, María y José comprendieron lo que éste les quería mostrar, y lo siguieron.

Saltando y brincoteando, el conejito los guió hasta que el puebla empezó a aparecer.

Entonces el conejito se quedó parado y movió alegremente sus largas orejas. ¡Cómo se alegró cuando José le dio las gracias!

Y todavía más feliz se sintió cuando María se inclinó, lo acarició y le sacudió la nieve del pelo.

Lo hizo con mucho cuidado y solamente en la colita se le quedó un poco de nieve; por esta razón, la colita se conservaba blanca cuando el conejito regresó a su caliente refugio.

Sin embargo, cuando en la primavera se había derretido la nieve, la colita permaneció blanca; y así es hasta ahora, en memoria de aquél conejito que había guiado con seguridad a María y José a través de la nieve.

  

 


En las semanas antes de la Navidad, muchas familias acostumbran adornar un "rincón festivo", en el que poco a poco nace aquél paisaje en que María y San José con el burrito están en camino a Belén. En la primera semana de Adviento sólo se extienden en un tela de color café, piedras naturales, y las más bonitas de ellas forman el sendero para la Madre de Dios. En la segunda semana se añaden las plantas (musgo y piñitas o algunas macetas con palmitas); en la tercera semana los animales, en primer término los borregos pastando, y finalmente en la cuarta semana, los hombres (es decir, los pastores cuidando a sus rebaños). Mientras tanto el paisaje crece, se pueden contar las pequeñas narraciones, que por sí mismas en el curso de las cuatro semanas, progresan desde los elementos hacia los reinos de las plantas, de los animales y finalmente al hombre.

La idea de estos cuentos es leerlos entre la familia. También es recomendable usarlos en las escuelas como Calendario de Advierto, que de un cuento al otro, en diario aumento va guiando hacia la Navidad. Para los niños más pequeños se sugiere escoger alguno entre los siete cuentos de la respectiva semana, y repetir éste durante una semana a la hora de la celebración. También los niños pueden representarlo, formando un teatrillo dentro del paisaje.

Al nacer estos pequeños cuentos, surgió en mí la alegría en espera de la Navidad. Sin embargo, no sólo ha despertado ganas de contar fábulas, sino también el deseo de llevar a los niños hacia un hecho que es esperado por todo el mundo. Espero que así cada día más, despierte en ellos el sentido de que la luz de la Navidad esté aumentando, hasta que en la Noche Buena brille en todo su esplendor.

Georg Dreissig

 
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