//cdn.optipic.io/site-102395/component/jevents/eventodetalle/182/-WE_Logo.jpg

Calendario de eventos

Imagen de la categoría  Cuento de Adviento 07 - La luz en la linterna
Jueves, 3. Diciembre 2020
 

Imagen: Maria Raczynska

Imagen: Maria Raczynska

 

La luz en la linterna

 

Titus, el posadero, tomó su linterna porque ya había oscurecido; necesitaba ir al establo para dar al toro Remus su buena porción de fresco heno.

Al encender la vela de la linterna, se dio cuenta de que casi se había consumido. Para ir al establo me alcanzará, murmuró, y salió al patio.

La suave luz de la linterna aclaró la oscuridad nocturna; y llegando al pesebre, Titus colocó la linterna en un gancho que colgaba en la pared y se puso a trabajar.

En el momento en que estaba repartiendo el heno fresco en el pesebre, escuchó mucho ruido que venía de la casa y oyó que su esposa le llamaba:
Titus, ¿dónde estás? ¡Acaban de llegar huéspedes!

Entonces el posadero dejó caer el heno y cogió la linterna. En ese instante la luz tremoló, irradió luminosamente por un segundo y luego se apagó.

No importa, gruñó Titus, dejó la linterna colgada sobre el pesebre y corrió a su casa, pasando por el patio oscuro.

Al otro día ni se acordaba de la linterna. Sólo en la noche cuando la buscó, se acordó de que la había dejado colgada en el gancho, cerca del pesebre.

Buscó otra vela para colgarla en lugar de la anterior. Mas al salir al patio, vio un suave resplandor que salía por la ventana del corral.

Sorprendido se rascó la cabeza: ¿Quién había encendido aquella luz? ¿Acaso no la había visto apagada?

El posadero llamó a su esposa para que también viera esta misteriosa luz.

Qué raro, murmuró cuando entraron al corral; alumbra sin necesidad.

Pero la esposa respondió: Quien sabe por qué no se quiere apagar. Mejor la dejamos que se apague sola.

Por eso, cuando María y José con el burrito buscaban posada en la noche de Navidad, encontraron el corral ya suavemente iluminado.

La luz siguió alumbrando hasta que había nacido el Niño Jesús, que luego siguió iluminando el mundo.

Ustedes seguramente quieren saber qué clase de misteriosa luz era aquella que brillaba tan diligente en la linterna y ni intentaba apagarse.

Desde luego no había sido una vela común y corriente. Se los voy a decir: Una estrellita se había deslizado a la linterna, porque quería estar muy cerca cuando el niño Jesús naciera. Por eso secretamente se había sentado dentro de la linterna, brindando su amable brillo.

Si Titus el posadero, se hubiese fijado bien, también la habría descubierto.

 

 


En las semanas antes de la Navidad, muchas familias acostumbran adornar un "rincón festivo", en el que poco a poco nace aquél paisaje en que María y San José con el burrito están en camino a Belén. En la primera semana de Adviento sólo se extienden en un tela de color café, piedras naturales, y las más bonitas de ellas forman el sendero para la Madre de Dios. En la segunda semana se añaden las plantas (musgo y piñitas o algunas macetas con palmitas); en la tercera semana los animales, en primer término los borregos pastando, y finalmente en la cuarta semana, los hombres (es decir, los pastores cuidando a sus rebaños). Mientras tanto el paisaje crece, se pueden contar las pequeñas narraciones, que por sí mismas en el curso de las cuatro semanas, progresan desde los elementos hacia los reinos de las plantas, de los animales y finalmente al hombre.

La idea de estos cuentos es leerlos entre la familia. También es recomendable usarlos en las escuelas como Calendario de Advierto, que de un cuento al otro, en diario aumento va guiando hacia la Navidad. Para los niños más pequeños se sugiere escoger alguno entre los siete cuentos de la respectiva semana, y repetir éste durante una semana a la hora de la celebración. También los niños pueden representarlo, formando un teatrillo dentro del paisaje.

Al nacer estos pequeños cuentos, surgió en mí la alegría en espera de la Navidad. Sin embargo, no sólo ha despertado ganas de contar fábulas, sino también el deseo de llevar a los niños hacia un hecho que es esperado por todo el mundo. Espero que así cada día más, despierte en ellos el sentido de que la luz de la Navidad esté aumentando, hasta que en la Noche Buena brille en todo su esplendor.

Georg Dreissig

 
Volver