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Imagen de la categoría  Cuento de Adviento 03 - Por qué el agua en invierno se transforma en hielo
Domingo, 29. Noviembre 2020
 

Imagen: Natalya Yeshchenko

Imagen: Natalya Yeshchenko

 

Por qué el agua en invierno se transforma en hielo

 

Un buen día, en su camino a Belén, María y José llegaron a un río que estaba ni muy ancho ni muy profundo; pero el agua en esta época del año estaba terriblemente fría.

El burrito, al meter cuidadosamente su patita al agua, de inmediato la sacó por el dolor que le causó el frío, y no había manera de hacer que lo atravesara.

En ninguna parte se encontraba un puente o un barquito.

¿Qué se podía hacer?

José ya estaba remangando su abrigo y preparándose para cargar a María en sus hombros, para vadear el río; pero María no quería aceptar porque le preocupaba que el frío le pudiese hacer daño.

Por eso se acercó a la orilla y con suave voz comenzó a cantar:
Onda, onda debes parar,
onda, onda déjanos pasar;
nuestro camino continuar,
con un puentecito puedes ayudar.

El río respondió con un tierno repique de campanas y de repente, paró su corriente y formó un puente, transparente como el cristal, pero tan firme que no sólo María, sino también José y el burrito consiguieron atravesarlo.

Desde este día, el agua en invierno se congela y se transforma en hielo.

Cuando María lleva a su niño por el mundo, nada debe impedir su camino, para que pueda viajar a todas partes con seguridad.

 

 


En las semanas antes de la Navidad, muchas familias acostumbran adornar un "rincón festivo", en el que poco a poco nace aquél paisaje en que María y San José con el burrito están en camino a Belén. En la primera semana de Adviento sólo se extienden en un tela de color café, piedras naturales, y las más bonitas de ellas forman el sendero para la Madre de Dios. En la segunda semana se añaden las plantas (musgo y piñitas o algunas macetas con palmitas); en la tercera semana los animales, en primer término los borregos pastando, y finalmente en la cuarta semana, los hombres (es decir, los pastores cuidando a sus rebaños). Mientras tanto el paisaje crece, se pueden contar las pequeñas narraciones, que por sí mismas en el curso de las cuatro semanas, progresan desde los elementos hacia los reinos de las plantas, de los animales y finalmente al hombre.

La idea de estos cuentos es leerlos entre la familia. También es recomendable usarlos en las escuelas como Calendario de Advierto, que de un cuento al otro, en diario aumento va guiando hacia la Navidad. Para los niños más pequeños se sugiere escoger alguno entre los siete cuentos de la respectiva semana, y repetir éste durante una semana a la hora de la celebración. También los niños pueden representarlo, formando un teatrillo dentro del paisaje.

Al nacer estos pequeños cuentos, surgió en mí la alegría en espera de la Navidad. Sin embargo, no sólo ha despertado ganas de contar fábulas, sino también el deseo de llevar a los niños hacia un hecho que es esperado por todo el mundo. Espero que así cada día más, despierte en ellos el sentido de que la luz de la Navidad esté aumentando, hasta que en la Noche Buena brille en todo su esplendor.

Georg Dreissig

 
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