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Imagen de la categoría  Cuento de Adviento 11 - Los insignificantes bulbos
Sábado, 7. Diciembre 2019
 

Imagen: Karen Kaspar

Imagen: Karen Kaspar

 

Los insignificantes bulbos

 

Un comerciante había regresado de un largo viaje desde países lejanos, trayendo consigo regalos muy valiosos: telas e instrumentos, joyas y especies; en fin, para cada uno de la familia algo muy especial. En cambio, para su esposa eligió una pequeña bolsa de apariencia insignificante; sin embargo, era lo más valioso que había conseguido.

Cuídala bien, dijo a su esposa, porque corre la voz de que esta bolsita tiene la facultad de decir profecías: nos anunciará cuándo el Rey del Universo llegará a la Tierra.

La mujer quedó asombrada y acercó su oído a la gruesa tela, pero no pudo descubrir nada extraordinario.

Cuando, después de un tiempo, su esposo nuevamente había salido de viaje, cogió el paquetito, fue al bosque para mirarlo minuciosamente, pero sin poder encontrar nada en especial; cuando se vio sola, rápidamente lo abrió para ver su contenido.

¿Y qué encontró?... solamente unos bulbos comunes y corrientes, pequeños e insignificantes.

¿Y ese es todo su secreto? exclamó desilusionada, tirando los bulbos en el camino; luego regresó a su casa.

Sin embargo, los inocentes bulbos cayeron en un camino del bosque y estaban expuestos a la intemperie, hasta que finalmente quedaron cubiertos por el polvo y la tierra.

Cuando en su camino a Belén, María y José pasaban exactamente por ese bosque, se demostró que el comerciante había tenido razón: bajo los pies de la Virgen María se abrieron los bulbos, y de ellos brotaron pequeñas flores, blancas como la nieve; brillaron como si el camino hubiera sido sembrado de millares de estrellas.

Aun todavía en nuestros días están anunciando la venida del Rey Universal.

Por esa razón, las rosas de Navidad (porque son éstas de las que se ha hablado aquí) continúan floreciendo en la temporada de la Navidad.

  

 


En las semanas antes de la Navidad, muchas familias acostumbran adornar un "rincón festivo", en el que poco a poco nace aquél paisaje en que María y San José con el burrito están en camino a Belén. En la primera semana de Adviento sólo se extienden en un tela de color café, piedras naturales, y las más bonitas de ellas forman el sendero para la Madre de Dios. En la segunda semana se añaden las plantas (musgo y piñitas o algunas macetas con palmitas); en la tercera semana los animales, en primer término los borregos pastando, y finalmente en la cuarta semana, los hombres (es decir, los pastores cuidando a sus rebaños). Mientras tanto el paisaje crece, se pueden contar las pequeñas narraciones, que por sí mismas en el curso de las cuatro semanas, progresan desde los elementos hacia los reinos de las plantas, de los animales y finalmente al hombre.

La idea de estos cuentos es leerlos entre la familia. También es recomendable usarlos en las escuelas como Calendario de Advierto, que de un cuento al otro, en diario aumento va guiando hacia la Navidad. Para los niños más pequeños se sugiere escoger alguno entre los siete cuentos de la respectiva semana, y repetir éste durante una semana a la hora de la celebración. También los niños pueden representarlo, formando un teatrillo dentro del paisaje.

Al nacer estos pequeños cuentos, surgió en mí la alegría en espera de la Navidad. Sin embargo, no sólo ha despertado ganas de contar fábulas, sino también el deseo de llevar a los niños hacia un hecho que es esperado por todo el mundo. Espero que así cada día más, despierte en ellos el sentido de que la luz de la Navidad esté aumentando, hasta que en la Noche Buena brille en todo su esplendor.

Georg Dreissig

 
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