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Imagen de la categoría  Cuento de Adviento 09 - El cardo plateado
Jueves, 5. Diciembre 2019
 

Imagen: Natalya Yeshchenko

Imagen: Natalya Yeshchenko

 

El cardo plateado

 

Cuando Dios, nuestro Señor, creaba plantas y flores, preguntó a cada una de ellas, cómo prefería ser.

Algunas elegían ser grandes e importantes, otras escogían tener un perfume especial, unas querían tener pétalos rojos y otras blancos o azules.

Dios les cumplió todos sus deseos; y un día preguntó a una plantita:
Bueno, mi querida criatura, ¿Cuál es tu deseo más íntimo? ¿Quieres ser grande o pequeña? ¿Quieres flores amarillas, rojas o azules?

A lo que contestó la plantita: Me conformo con cualquier cosa; con gusto creceré junto al suelo y no me importaría tener espinas si me puedes cumplir un solo deseo: que mis flores no se marchiten hasta que nazca el Niño Jesús.

Dios sonrió y benévolo le dio su forma.

El cardo plateado crece humildemente pegado al suelo, y sus hojas están cubiertas de abundantes espinas.

Mas la flor brilla como una bella estrella plateada, y aunque florezca y la corten en verano, se conserva hasta la época de Navidad para dar alegría al Niño Jesús.

 

  

 


En las semanas antes de la Navidad, muchas familias acostumbran adornar un "rincón festivo", en el que poco a poco nace aquél paisaje en que María y San José con el burrito están en camino a Belén. En la primera semana de Adviento sólo se extienden en un tela de color café, piedras naturales, y las más bonitas de ellas forman el sendero para la Madre de Dios. En la segunda semana se añaden las plantas (musgo y piñitas o algunas macetas con palmitas); en la tercera semana los animales, en primer término los borregos pastando, y finalmente en la cuarta semana, los hombres (es decir, los pastores cuidando a sus rebaños). Mientras tanto el paisaje crece, se pueden contar las pequeñas narraciones, que por sí mismas en el curso de las cuatro semanas, progresan desde los elementos hacia los reinos de las plantas, de los animales y finalmente al hombre.

La idea de estos cuentos es leerlos entre la familia. También es recomendable usarlos en las escuelas como Calendario de Advierto, que de un cuento al otro, en diario aumento va guiando hacia la Navidad. Para los niños más pequeños se sugiere escoger alguno entre los siete cuentos de la respectiva semana, y repetir éste durante una semana a la hora de la celebración. También los niños pueden representarlo, formando un teatrillo dentro del paisaje.

Al nacer estos pequeños cuentos, surgió en mí la alegría en espera de la Navidad. Sin embargo, no sólo ha despertado ganas de contar fábulas, sino también el deseo de llevar a los niños hacia un hecho que es esperado por todo el mundo. Espero que así cada día más, despierte en ellos el sentido de que la luz de la Navidad esté aumentando, hasta que en la Noche Buena brille en todo su esplendor.

Georg Dreissig

 
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