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Imagen de la categoría  Cuento de Adviento 01 - El camino empedrado a Belén
Miércoles, 27. Noviembre 2019
 

Imagen: Natalya Yeshchenko

Imagen: Natalya Yeshchenko

 

El camino empedrado a Belén

 

María y José iban en camino a Belén, y el burrito trotaba alegremente enfrente de ellos.

José, acostumbrado a caminar, se apoyaba en su bastón, con el que marchaba ligeramente.

María, la más querida, madre de Jesús, se esforzaba en mantener el paso.
Mas sus delicados pies constantemente se lastimaban con las filosas piedras del camino.
Sin embargo, hizo un esfuerzo para controlar el dolor, cuando de repente brotó una lágrima de sus ojos que no pudo contener.

Ni siquiera José, preocupado por seguir el camino correcto, se dio cuenta de eso, ni mucho menos el burrito.

En cambio, un Ángel que los acompañaba miró muy bien las lágrimas de María y acercándosele le dijo:
Querida María, ¿por qué lloras, si estás en camino a Belén donde vas a dar a luz al Niño Jesús?
¿No te llena esto de alegría?

María le contestó:
Con gustó daré a luz al amado niño y no quiero quejarme.
Mas las piedras opacas y duras me lastiman los pies y me cuesta mucho trabajo caminar sobre ellas.

Cuando el Ángel escuchó estas palabras, miró hacia las piedras con ojos celestiales que irradiaban luz.
Y he aquí: bajo su mirada brillante las piedras se transformaron, redondearon sus esquinas y filos tornándose coloridas y relucientes.
Algunas se volvieron transparentes como cristal y brillaban en la luz irradiada del Ángel.

Ahora María pudo caminar segura y firmemente en su camino, sin nada que lo impidiera.

 


En las semanas antes de la Navidad, muchas familias acostumbran adornar un "rincón festivo", en el que poco a poco nace aquél paisaje en que María y San José con el burrito están en camino a Belén. En la primera semana de Adviento sólo se extienden en un tela de color café, piedras naturales, y las más bonitas de ellas forman el sendero para la Madre de Dios. En la segunda semana se añaden las plantas (musgo y piñitas o algunas macetas con palmitas); en la tercera semana los animales, en primer término los borregos pastando, y finalmente en la cuarta semana, los hombres (es decir, los pastores cuidando a sus rebaños). Mientras tanto el paisaje crece, se pueden contar las pequeñas narraciones, que por sí mismas en el curso de las cuatro semanas, progresan desde los elementos hacia los reinos de las plantas, de los animales y finalmente al hombre.

La idea de estos cuentos es leerlos entre la familia. También es recomendable usarlos en las escuelas como Calendario de Advierto, que de un cuento al otro, en diario aumento va guiando hacia la Navidad. Para los niños más pequeños se sugiere escoger alguno entre los siete cuentos de la respectiva semana, y repetir éste durante una semana a la hora de la celebración. También los niños pueden representarlo, formando un teatrillo dentro del paisaje.

Al nacer estos pequeños cuentos, surgió en mí la alegría en espera de la Navidad. Sin embargo, no sólo ha despertado ganas de contar fábulas, sino también el deseo de llevar a los niños hacia un hecho que es esperado por todo el mundo. Espero que así cada día más, despierte en ellos el sentido de que la luz de la Navidad esté aumentando, hasta que en la Noche Buena brille en todo su esplendor.

Georg Dreissig

 
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